LAS CUATRO ESTACIONES EN EL HUMEDAL DE SALBURUA
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PRIMAVERA
Hoy es distinto el canto de las aves
y ya presumen los árboles sus brotes.
La piel es verde
La pupila verde
El tallo es verde
La hiedra verde
El escarabajo es verde
La rana verde.
Las abejas zumban
Los tordales cantan
El chorlitejo anida
La zarzamora baila
Rebrota la espadaña y aparece sobre el agua.
Un coro de faisanes entona en clave de sol
Un canto al equinoccio y la araña
teje, teje y teje con hilo nupcial
un aria solitaria.
Los somormujos con su vestimenta blanca
danzan en la charca un vals para dos,
el nido flotante ya espera entre las cañas.
Los colirrojos cortejan a sus damas, copulan, anidan, saltan.
Es tiempo de nupcias, bodas y casorios
las flores del sendero
se han vestido de blanco
La vida no se detiene
y abril camina entre sus lindes.
VERANO
La paz del verano
descansa detrás del cañaveral.
Pesa la canícula
y el calor desdibuja el amarillo de los lirios
el marrón de la espadaña
y el lila de la menta acuática.
En el barullo del agua cantan las ranas
hasta herir el surco del oído
y las crías del somormujo
ya juegan con sus madres.
El polvo del camino se pega
a los tobillos con tristeza
y la piel protesta incómoda
la añoranza del agua.
El corazón de un ruiseñor bastardo
canta en lo alto de una rama
y las cigüeñas blancas
descansan antes de viajar al sur.
Las golondrinas atraviesan el tiempo
y dibujan en el aire trinos azules
azules, libres, libres, azules
la tarde lame el humedal
con la sed de agosto.
OTOÑO
El otoño en Salburua lo pregona
el canto bravo del enamorado.
Entre el crepúsculo rojo
y el alba azul
berrea la fuerza del ciervo;
con golpes de pezuña en celo
con cuernos izados de ardor
con bramidos guturales
con sombras de enemigo bravo
con olor a poderío atado bajo la voz.
-Acércate, huele la lucha de astas
y escucha la fuerza enamorada.
El triunfo cópula y vela,
el harén silencia y masca,
su aliento entibia el atardecer de hierba
y octubre escapa apareando esencias.
Las hojas besan el suelo
la lluvia seduce los humedales
y la niebla reposa
la calma de mis pasos
y tu ausencia.
INVIERNO
No importa sentir los pies fríos
cuando la libertad y la belleza
se ocultan tras el viento.
Es tiempo de barro y nieve,
de árboles temblones y musgo verde.
El sendero resbala y el cielo es un vértigo azul.
Las aves se acicalan en el espejo del lago
y los majuelos persisten sus frutos rojos en el aire.
Hoy es solsticio de invierno
y los ciervos toman el sol a borbotones
mientras las cigüeñas
calientan sus plumas no muy lejos del camino.
La voz lastimera de un avefría
molesta la paz de la comunidad “piiuit” “piiuit”
Saucedas abajo mana la fuente
y un escarambujo luce sus últimos frutos
en la soledad de la rama.
No hay lirios ni orquídeas ni madreselvas
y los cardos azules se han vuelto grises.
Las choperas sin ramaje
contemplan su esbeltez en el remanso helado,
sólo el agua conoce lo que piensan.
Pilar Corcuera.